miércoles, 8 de mayo de 2013

Panchos con snacks y omelette de salchichas

"Tengo diarrea, me duele la panza, me duele la cabeza, tuve fiebre y no voy a ir a terapia".
Ok. Todo eso?

Mi traducción es: "no tengo ganas, así que no voy". Lo cual está bien, no es tema mío. No me jode.

Pero, de nuevo aparece la excusa. Convivo con la excusa. Todas las razones pueden ser ciertas, seguramente lo sean. Pero cuando alguien, sin que nadie se lo pida, necesita enumerar todas las razones de por las cuales hace o deja de hacer algo, son justificaciones. Son pruebas en juicio, expuestas por un abogado sin título, frente a un juez sin tribunal, para defenderse de una acusación que nadie emitió.
Son argumentos que sirven para darle otra definición a lo que, en principio, sería meramente falta de voluntad. Como si la falta de voluntad fuera un delito. Como si yo no supiera reconocer la falta de voluntad, por maquillada que esté.

Entonces, por un momento, por un minuto, por sesenta segundo, me permito estar cansado de la excusa. No de la falta de voluntad, si de la excusa. Cansado de que las excusas hagan falta, cuando, con un poco de autoconfianza, nos permitiríamos simplemente reconocer las cosas como son, y no harían falta tantos argumentos. Me permito a mí mismo 60 segundos de cara de orto. No digo nada, no acoto nada, simplemente me permito tener la cara que me sale, me permito por esta vez no dibujar el gesto que se supone que tendría que tener.

Y el abogado defensor, el que me enumera sus argumentos, se levanta ofendido en el estrado. Mágicamente, paso de ser juez a ser culpable, a ser victimario. Mi cara de culo es una ofensa imperdonable, es una falta grave que merece castigo y condena.

What? De qué me perdí?

Con respecto a este incidente, me diagnostican de "obsesivo", a la distancia. El psicologo del pelado le dice que considera que yo soy un poco obsesivo, porque yo "espero que él haga todo dentro de mis estructuras, y me pongo mal si él hace algo distinto a lo que a mí me parece".

Bien.

Debe ser que hincharse las huevos es ser obsesivo.
Todavía nadie me dijo que es lo que supuestamente tendría que hacer. Pero, por lo pronto, parece ser que poner la cara que me sale no es lo correcto, no está bien.

En fin, después del dolor de panza, el dolor de cabeza, la diarrea y la fiebre, nos comemos dos panchos con snacks y omelette de salchichas, y la noche sigue en paz. Mañana será otro día.

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