miércoles, 15 de mayo de 2013

Hijita

Habíamos estado pensando en que queríamos adoptar. No teníamos claro cuando, pero sabíamos que eventualmente iba a pasar.

Un día, boludeando, nos salió que se iba a llamar Pomarola. No sé ni por qué: surgió el nombre de la nada, y nos reímos mucho pensándolo. Pero el nombre quedó dando vueltas, y lo repetíamos seguido: iba a ser nuestra hijita Pomarola. Incluso les contábamos a nuestros amigos que íbamos a tener una nena que se iba a llamar Pomarola. Un 15 de Febrero, el Pelado cayó con un perro de peluche, diciendo "esta es Pomarola, traigo esta de modelo hasta que venga de la verdad".
Y teníamos el peluche de Pomarola en la mesa de la cocina, y jugábamos imaginándonos cómo iba a ser Pomarola. El peluche no era uno de esos cualquiera que venden en las jugueterías, con cara de nada. Tenía una sonrisa que contagiaba, y te miraba de frente de una forma particular, con la cabeza inclinada como preguntándote cómo estabas. Nos imaginábamos así a la nena, contenta y perceptiva.

Un día, no sé bien ni por qué, decidí que era momento de que llegara Pomarola. Pensé en las características que tenía que tener Pomarola: tenía que ser chica pero no tanto, linda e hipoalergénica. Tenía que ser simpática, y bancarse espacios chicos. Al pelado le gustaban los perritos bigotudos, como un personaje de La Dama y El Vagabundo. Averigüé, y me enteré que eso que estábamos buscando tenía un nombre tan impronunciable como Zwergschnauzer, o Schanuzer Miniatura (en castellano). Busqué en MercadoLibre y encontré un criadero en Villa Ballester que me gustó.

Fui un fin de semana. Eran 5 cachorritos en la camada. Apenas si habían abierto los ojitos, algunos todavía tenían los parpados medio pegados. Eran ratitas negras, con la colita cortada, que andaban medio arrastrándose, bamboleando la cabeza porque todavía no tenían fuerza para mantenerla firme. Cuatro de los cachorritos estaban amontonados, subidos unos arribas de los otros. Y había otra apartada, como perdidita. La levanté en una mano, tambaleante como estaba, y la puse frente a mí cara. Levantó un poquito la cabeza, y me miró a los ojos, con atención, un instante, y después se acostó en la palma de mi mano. La elegí. La chica que los criaba me preguntó cómo se iba a llamar, le dije que se iba a llamar Pomarola. Ella se rio, me dijo que el nombre le encantaba, y así la anotó. Ella le dice la Bella Pomarola.
Me fui, tenían que llegar a los dos meses para que me la pudiera llevar a casa. Habían nacido el 15 de Mayo del 2011.

Volví después, el 10 de Julio, cuando cumplíamos 3 años de conocernos con el Pelado. Era sábado, y yo acababa de volver de Santiago de Chile, de un viaje de laburo. Me levanté temprano, y me tomé un tren a Villa Ballester. Era pleno invierno, y estaba fresco, pero también había sol, así que no hacía un frío insoportable. Llegué, y estaban bañando a Pomarola. Había pasado de ser una ratita tambaleante, a ser una bola desordenada de pelos, que no paraba de moverse. La criadora la secó con el secador de pelo, mientras la gorda intentaba morder el aire caliente. Le puso una cinta rosada, y me la dio. Me entraba en una mano. La cara no tenía forma. Toda en ella no tenía forma, era una pelota de pelusa desprolija y movediza. Era la cosa más hermosa que había visto en mi vida. Me entraba en una mano. Con las dos manos, la cubría por completo.
La llevé adentro de la campera, hecha un bollito. Se quedó acuchada ahí adentro, sacando la cabeza para mirar todo alrededor. En el tren, la saqué de adentro de la campera y la puse en mi falda. Jugó con mis dedos hasta que se aburrió y se hecho una siestita sobre mis piernas.

Llegué a casa, con la gorda hecha un bollito en mis manos, con las dos patitas de adelante balconeando sobre mis dedos, mirando todo. Le había dicho al Pelado que había ido a buscar un regalo, pero salí muy temprano, cuando él todavía estaba durmiendo, así que no sabía cuánto tiempo había estado afuera. Entré y le dije: "Mirá Pomarola, este es Papá". En la cara del Pelado había tal impacto y mezcla de emociones como no le he visto nunca. Y cambió todo. Éramos 3.

La gordita cumple hoy 2 años. Feliz Cumpleaños Hijita.

1 comentario:

  1. Buah! Pero de felicidad. Que es otra cosa. Cuánto amor da Pomarola, es inimaginable, sorprende a cada momento. Feliz día sobrina, feliz día papá!

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