lunes, 29 de diciembre de 2014

Miedos

Cargo miedos de los buenos
de los grandes, de los feos
de los vagos y certeros
de los útiles y al pedo

Cargo gran bolsa de miedos
y hasta algunos, placenteros
de placentas y placeres
de Diciembres y de Eneros

Cargo cucos y aguaceros
rayos, tormentas y truenos
cargo míos y de otros
los que di, los que me dieron

Cargo muchos muchos miedos
hasta algunos embusteros
de esos que no son nada
como el miedo venidero

Cargo miedos, colecciono
los abrazo y los acepto
ya no sufro ni peleo
y solitos, alzan vuelo

De cargar con tantos miedos
sin huir, sin esconderlos
de a poquito, ellos solos
se me fueron despidiendo

jueves, 18 de diciembre de 2014

Esperando ver el Sol

Esperando ver el Sol
un buen día se nubló
pero ya no me importaba
ya la lluvia no mojaba
no hacía frío, ni calor

Esperando ver el Sol
la tormenta, arresió
no tapaba el firmamento
el clima estaba adentro
y la nube, era yo

Esperando ver el Sol
esperé en la madrugada
los miedos bajo la almohada
escondido en la frazada
lo no dicho entre los dos

Esperando ver el Sol
un buen día apareció
cuando ya no lo esperaba
se me abrió una ventana
y del pecho me escapó

Esperando ver el Sol
la mañana me llegó
pero el sol no era en el cielo
levitaba al ras del suelo
sin querer, amaneció

Esperando ver el Sol
una tarde como hoy
derrapando por el pasto
dando tres vueltas y un salto
hoy me orbita alrededor

Ya no espero ver el sol
el que busco no se ve
es apenas un calor
que me asciende desde el pié
que me tiñe ojo y voz
y ahora veo, y me ven...

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Que no te falte el aire

Que no te falte el aire
cuando un grito desde el pecho
con urgencia te demande
arrancalo del silencio
y que el aire no te falte

Que no te falte el aire
cuando se te escape el tiempo
y las horas no te alcancen
solo tomate un momento
y que el aire no te falte

Que no te falte el aire
cuando seas diferente
y la gente se te aparte
levantá tu voz valiente
y que el aire no te falte

Que no te falte el aire
no importa en qué momento
si la alegría te invade
lanzá tu risa al viento
y que el aire no te falte

Que no te falte el aire
en la noche de tus tiempos
cuando la esperanza escape
cantá tu plegaria al cielo
y que el aire no te falte

Que no te falte el aire
si equivocaste el camino
si en tu intento fallaste
solo tomate un respiro
y que el aire no te falte

Que no te falte el aire
cuando herido y maltrecho
la soledad te desgarre
ya no dudés en llamarme
y que el aire no te falte

Que no te falte el aire
si hay un sueño en tu destino
si hay un corazón que late
que no te falte el aliento
y que el aire no te falte

(Texto redactado para la obra de danza contemporánea "Respirá", del grupo Recreo)

miércoles, 12 de noviembre de 2014

Desinspiraciones

Quiero escribir
para saltarme
un par de minutos
que me andan sobrando
fingir en cortes
de enters dispares
que escribo en verso
un poema mejor

Quiero sacarme
la áspera tarde
que raspa mi espalda
y no me da frases
ni simples compases
que maticen el día
y me oculten la porquería
de ser quien soy

Quiero enamorarme
o fuerte aterrarme
o algo real
de qué preocuparme
o un susto importante
o un sol radiante
o erótica tarde
o noche de amor

O quiero alejarme
y allá en lo distante
ver cuánto extraño
y qué añoro en llanto
y qué otro, no obstante,
no echo de menos
ni siento que falte
y saber quién soy

Y quiero sacarme
el fuego de entraña
y el hierro que arde
en cuello y espalda
soy toro en corrida
y en plaza el torero
detrás del capote
también soy yo

miércoles, 5 de noviembre de 2014

Podés relajarte...

Podés relajarte
cerrar los ojos, sentarte
a la vera del pasto, una tarde
y respirar

Podés relajarte
lavar tu cara, en mis mares
quitarte las penas, los pesares
y sanar

Podés relajarte
huir del ruido, y aparte
reírte de nada, y con nadie
y despejar

Podés relajarte
soltándolo todo, soltarte
de todo ese peso, es bastante
y descansar

Podés relajarte
nada ya puede faltarte
y nada te ata, a nada y a nadie
estás en paz

Podés relajarte
ya sabés, de nada valen
tus noches en vela, expectante
si lo que venga, y lo que pasé
como sea, pasará

Podés relajarte...

lunes, 27 de octubre de 2014

Humo y Piedra

Humo y piedra
bocas que se gritan
rencores que se siembran
y en el medio del vacío
la culpa ronda, alerta

Humo y piedra
oscuro en la noche
madruga en otra pieza
danzando en el reproche
del sueño que no llega

Humo y piedra
clavados en el pecho
de mañana entera
que se arrastra con el peso
de tensada espera

Humo y piedra
en días que se estiran
cual símbolos de guerra
de almas heridas
que ruegan por tregua

Humo y piedra
qué perdón nos bastaría
qué razón satisficiera
qué punto de salida
cerraría tanta herida
                                 y tanta puerta

miércoles, 22 de octubre de 2014

33

canté
bailé
actúe
conté
escribí
y aún no me rendí

grité
callé
pensé
creí
perdoné
y también me arrepentí

busqué
probé
fallé
dejé
insistí
y volví a sobrevivir

amé
odié
besé
lloré
esperé
y esperaron por mí

haré
veré
querré
seré
amaré
lo que quede por vivir

lunes, 20 de octubre de 2014

Alma de Presa

Mi alma de presa
harta de huir
hastiada de esconderse
cansada de partir
un día se fue al bosque
y nunca más la vi.

Si alguien la ve
le podrían decir
que estoy vacío
con miedo a vivir
que aún la preciso
que no siento sentir

Si alguien la encuentra
y ya no estoy aquí
díganle que la quise
aunque no la seguí
y que hoy la oiría
como nunca la oí

Y que alguien la cuide
y la ame por mí
pues yo mayormente
la hice sufrir
y entiendo que huya
tan lejos de mí

Que alguien la cure
y le haga sentir
el abrazo tendido
antes de dormir
y el beso en la frente
que nunca le dí

Y un día si vuelve
y se acuerda de mí
le haré un refugio
en el centro de mí
arropada en los sueños
que he de cumplir

(Ella ya sabe
yo lo presentí
que un día de estos
octubre o abril
los dos merecemos
que sea feliz)

lunes, 6 de octubre de 2014

Blue

Es tan azul ahí arriba
que una lagrima se escapa
por un filo de pestaña
y detiene el momento

Si bebiera de ese cielo
de tu copa con dos hielos
si aliviara mi garganta
con su ácido reflejo

Si escurriera de mi plexo
toda angustia, todo miedo
si diluyera en su cata
mis lluvias y mis vientos

Si exhalara en un suspiro
una nube gris acero
que ascendiera al firmamento
con el lastre de mi pecho

Me hundiría hacia arriba
nadaría a sotavento
dormiría en una brisa
manteniéndome en el vuelo

Pero ya se está nublando
presagiando gris cemento
ya desciendo hacia el asfalto
ya me anclo, ya no es cierto...

viernes, 3 de octubre de 2014

Un día...

Un día, una mañana
apenas salga el sol
mirando la noche que pasó
sabré que no fue en vano
poner al corazón
aunque haya salido herido en la ocasión

Veré que nunca estuve
tan solo bajo el sol
que siempre hubo alguien que esperó
que siempre alguien tuvo
un oído y una voz
aunque yo me haya escondido de los dos

Sabré que todo empieza
y vuelve a renacer
aunque yo pateé el tablero sin querer
y nunca hay piezas sueltas
ni juego que perder
si la mano vuelve a darse cada vez

Levantaré mis partes
y me armaré otra vez
pues nunca estuve roto ni estaré
que en este juego eterno
que un día comencé
el conteo final se está por ver

Y ya no estaré solo
si rompo está pared
que un día yo por miedo levanté
ya estoy martillo en mano
afilado el cincel
abriendo una ventana para ver...

martes, 30 de septiembre de 2014

Noches negras

Las líneas macabras
te han violado otra vez
Y tu no has hecho más
que consentir

La noche se ha hecho larga
pues hay mucho que perder
y este fuego lo ha
de consumir

Ya se incendió una casa
los amigos y el placer
y pronto yo también
ya me he de ir

Quién apagará la llama
que encendiste alguna vez
con tu sangre cual carburo
en el candil?

De esas cenizas blancas
no habrá fénix por nacer
no habrá ya más batallas
por rendir

Y yo que di el alma
cual refugio alguna vez
y ahora te la tengo
que pedir...

viernes, 26 de septiembre de 2014

Primera del singular (canción para mí mismo)

Si está vez ya no te vas
Ni tampoco te quedás
Si no estás dentro ni afuera
Entonces, dónde estás?

Si de nuevo no te fuiste
Si otra vez ya no volvés
Solo son formas de huirte
De lo que vos bien ya sabés

Sin irte ni quedarte
cuándo vas a descansar?
En que limbo te trabaste?
Cuál pecado por purgar?

Ni acá ni allá ni lejos
Ni en cualquier otro lugar
Ni en cualquier otro momento
Ni perdido en la ciudad

Escindido en varias partes
Piezas sueltas sin juntar
Tantos días derramados
Imposibles de ensamblar

Siendo tantos sin ser nadie
Sin primera del singular
Siendo tantos sin ser uno
Sin ser yo, ni nadie más.

martes, 23 de septiembre de 2014

Piedras

El hombre esculpe.

Porque el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, y además se la guarda. Y como no le basta con eso, también que se encariña con la piedra, le da sentido. Le busca forma, la convierte en otra cosa, en algo distinto. Algo que ya no es solo piedra, sino un híbrido entre la piedra y sí mismo. Se expresa a través de la piedra, la moldea a imagen y semejanza de sus pensamientos.
La individualiza, porque una piedra que solo es piedra es todo y nada, es infinito y en el infinito se pierde. Pero cuando la piedra transmuta en escultura, deja de ser indefinida para ser individual. El hombre se eterniza a partir de la piedra que esculpe, busca arañar un poco de eternidad en un objeto que durará más que su vida, y para eso se rompe a sí mismo y deja una parte de sí en la piedra que a partir de ahí ya no será más piedra.

No hablo de la piedra que levantamos para afilar en la punta de una flecha, o la que ahuecamos en un cuenco, o las que apilamos para armar guarida. Hablo de la piedra que levantamos con la única finalidad de proyectarnos en ella, de convertirla en algo que nunca fue y nunca será. El David, por más fascinante que sea, no es David, es una piedra, y es solo eso. Miguel Ángel se rompió a sí mismo contra esa piedra, para crear algo que ya no es la piedra, y que tampoco es Miguel Ángel, que ni tan siquiera es David.

Y transitamos la vida haciendo eso, una y otra vez. Tropezamos con piedras, y las levantamos. Nos encariñamos con la piedra. Nuestra mente le da una forma y un sentido que nunca tuvo, y que dice más de nosotros que de la piedra.

Y hacemos lo mismo con la gente. Tropezamos con la gente, una y otra vez. Cometemos los mismos errores con las mismas personas, y los volvemos a cometer. Proyectamos en los demás cosas que no están, les damos formas que no tienen, y hacemos el esfuerzo de convencernos de que las personas son tal como las pensamos. Nos fabricamos ilusiones que dicen más de nosotros que de la otra persona. Y volvemos a hacerlo, una y otra vez.

Nosotros, los neuróticos, los negados, los ilusos, los humanos comunes, vamos por la vida queriendo ver lo que no hay ni puede haber. Nos rompemos a nosotros mismos, creyendo que de esa manera vamos a esculpir al otro, creyendo que así le daremos al otro la forma que quisiéramos que tuviera.

Como Pigmaliones frustrados fabricando en una línea de montaje innumerables Galateas.

Y lo más triste es que nos terminamos convenciendo de que eso funciona. Tanto es así, que nos enamoramos y nos apegamos a la imagen del otro que nos inventamos, y la creemos real.

Pero lamentablemente (y por suerte), la piedra sigue siendo piedra.
Y por suerte (pero lamentablemente), el otro sigue siendo el otro.

Debe ser cuestión de no rompernos tanto. De juntar los pedazos de nosotros que aún nos quedan y dejar todo lo demás en el camino. Intentar rearmarnos a nosotros mismos con las esquirlas que volaron cada vez que se nos derrumbó el alma.

Y que la piedra sea piedra.
Y que el otro sea el otro.
Y que yo sea yo...

martes, 16 de septiembre de 2014

Canciones

Escucho canciones
que me ponen bien
por lo que podría ser
Escucho canciones
que me ponen mal
por lo que fue y no será

Son las mismas canciones
que siempre repiten
lo que debiera hacer
Son las mismas canciones
que dicen que haga
y no sé si podré

Que olvide el futuro
que olvide el pasado
que mi momento es hoy
que no me preocupe
que viva mi vida
que All I Need is Love

Y suenan tan ciertas
y suenan tan claras
tan bonita ficción
que un día de estos
me hundo en un verso
a vivir de una ilusión

Si un día el Budismo
o el psicoanalismo
me quita el cinismo
y devuelve
       mi pasión
Iré a buscarte
a contarte y mostrarte
"la vida es un arte
y esta es
       mi canción"

Pero mientras tanto
y hasta ese momento
y esa revelación
habrá que aceptarme
y habrá que bancarme
así roto como estoy

lunes, 16 de junio de 2014

Reivindicación de la Catarsis

Viendo hacia atrás, veo que he estado sacando mierda. He estado escribiendo sobre lo malo, lo débil, lo erróneo, lo feo y lo doloroso. Da la impresión de que eso era lo único que tenía para sacar. Eso está lejos de la realidad.

Escribo para mí, y con esa licencia de saber que soy mi único lector (o imagino serlo), me permito sacar en estas líneas aquello que me hace falta sacar. Lo bueno lo expreso en el momento, lo saco en vivo y en directo. Lo malo me lo suelo callar: por eso, cuando necesito sacarlo, lo saco por acá.

En algún momento de mi vida, tomé el rol de "solucionador": mi función en la vida era resolver problemas, preferentemente los problema de los demás, y mis problemas eran míos y yo era el único sobre la faz de la tierra capaz de resolverlos.

Es una idea jodida, que me ha traído mucha frustración, y que es peligrosa para los demás y para mí mismo. Con el tiempo aprendí (muy de a poco) a separarme de ese lugar. Hoy por hoy, soy capaz de permitir que los demás se hagan cargo de sus problemas: entendí que la única forma de aprender algo que realmente valga la pena es haciéndose cargo de los propios asuntos, y eso me da el alivio de desentenderme (a veces) de los quilombos de los demás sin sentir culpa por eso. En última instancia, si alguien necesita mi ayuda, que me la pida expresamente, y yo puedo decidir si se la brindo o no (aunque la mayoría de las veces es un sí). Pero al menos no me meto a solucionarle la vida a nadie sin que me lo pida. Yo no soy quien para negarle a los otros la posibilidad de aprender de sus propios quilombos.

Ahora bien, la segunda parte del tema es la que no tengo del todo resuelta. Todavía sigo pensando que soy yo el único sobre la faz de la tierra capaz de resolver mis problemas, y me cuesta muchísimo hablar de mis problemas con la gente que me rodea. Puedo hablar de mis pesares con extraños, puedo dejarlos escritos en un lugar como este, a vista de cualquiera que lo quiera leer, pero la mayoría de las veces no puedo hablar de mis problemas con mis amigos más cercanos, con mi pareja o con mi familia. Sencillamente no puedo. No me sale.

Los dolores, las preocupaciones, los errores, las frustraciones, los miedos, las broncas, todo queda adentro. No sale, salvo por acá.

Por eso, en estas líneas suele salir la peor parte de mí. La más cobarde, la más asustada, la más triste, la más dolida, la más violenta. Pero es que solo sale por acá. Esta es mi válvula de escape, para aliviar la presión interna.

Para qué sirve sacar la mierda afuera? (y me permito ser escatológico en esto)

Para hacer catarsis, para superar, para verse de frente con las propias miserias, hacerse cargos, aceptarlas y soltarlas. Y sirve. Mucho.

Pero hay más de mí que solo esto. No soy solo mis miserias.
(eso creo)
(eso espero)

martes, 3 de junio de 2014

Contabilidad de una gripe

Tengo 3 dolores por quejar
Tengo 5 heridas por curar
Tengo 2 cuentas por cobrar
en los minutos que me quedan

Tengo 2 amigas por perder
Y una familia a decepcionar
tengo desilusiones en remojo
a punto de enjuagar

Tengo un debe escaso
En 50 por debajo del haber
Tengo un balance desbalanceado
Tengo 10 cuentas por resolver

Tengo algunos momentos perdidos
y toda la eternidad
Tengo los segundos contados
y sueños por descontar

Tengo una canción en dos oídos
y 3 angustias a espantar
tengo un corazón dividido
con vocación de sumar

Tengo la esperanza perdida
y encontrada la ansiedad
tengo gripe de 2 días
3 pastillas por tomar

viernes, 30 de mayo de 2014

Elogio a la derrota

Me quiero quejar. Sacar todo afuera. Gritar, llorar, patalear, golpear las paredes. Salir corriendo. Correr hasta que me ardan los pulmones.

Echarle la culpa de todo a los demás, proclamarme victima e indefenso. Negar mis fuerzas y mis responsabilidades. Esperar desfallecido a quien me saque del abismo. Que nadie espere nada de mí. Esperar de los demás, todo. Quiero poder sentirme tan cansado como me siento; quiero estar más cansado aun, tan exhausto que no pueda ni levantar la cabeza ni articular palabra de ayuda ni levantar la mano para anunciar que estoy vivo. Hundirme en la tierra y esperar a que alguien me saque o me crezcan raíces y brotes.

Quiero culpar de todo a mi suerte, mis padres, mi historia y mi pareja, y no hacerme cargo de nada. Quiero darme por vencido y que me dejen en paz: que nadie venga a darme ánimo ni me arengue para que me levante. Quiero dormirme sin reloj ni luz del sol que me despierte. Quiero ser mezquino y cruel, sobre todo conmigo mismo.

Y aunque sé que todo esto es mentira, quiero cobijarme por un rato en la mentira del "no puedo". Quiero, por un rato, no poder, y que así esté bien, o al menos que esté definitivamente todo lo mal que deba estar. Quiero la paz de la derrota, por un rato, un par de horas, una noche o una siesta. Quiero la angustia y el desgano a mano, en cuerpo presente, para mirarlos de frente e invitarles una charla. Ondear la bandera blanca, tirar la toalla, entregar las armas.

Estoy cansado de mantenerme en pie con restos de coraje y de voluntad que no tengo ni me sostienen. Quiero dejarme caer, por un rato.
Hasta que algo que perdí, aunque sé que está adentro mío, me brote de nuevo y me levante.

Listado de requerimientos

Necesito que algo me cure. Que algo me limpie, me raspe, me cicatrice. Necesito que me extraigan, que me vacíen y me aireen. Necesito 48 horas de ayuno y reposo absoluto (o tal vez más).

Necesito luz del día, una risa y unas ganas. Necesito simpleza, un par de mariposas en el pecho y una flor en el bolsillo de la camisa. Necesito una ducha, una sumergida en el río e inundarme los ojos de cielo. Necesito reírme por nada, y llorar por nada, hasta que me duela la cabeza de llanto y me duela la cara de risa. Necesito treparme a un árbol, y caminar descalzo. Dormirme con un libro en la mano.

Necesito una hora para desperdiciar (me sería muy útil). Necesito perderme en calles que no sean las mías, entre gente que no conozco, y no tener ningún lugar adonde llegar. A eso solíamos llamarlo salir a pasear. Necesito ser nadie entre todos, para volver a ser yo.

Necesito estar un rato solo, antes de abrirte la puerta y dejarte pasar. Como cuando uno limpia la casa para recibir visitas. O como la menta antes del beso. Necesito un abrazo de los que sostienen, y un beso de los profundos.

Necesito cortar los nudos, tirar de los hilos hasta que se rompan, y solo quedarme con el huso. Necesito tirar las piedras, dejarlas ahí donde caigan, olvidarme el equipaje, y quedarme solo con lo que quepa en un bolsillo. Necesito podarme las ramas, cosecharme las ideas y removerme la tierra. Necesito regarme, ponerme al sol, y sacarme los bichos.

Necesito un poco de viento, y un sol flojito, y un olor a pasto, y un vacío sencillo.

lunes, 21 de abril de 2014

Herido

Primero es la sorpresa. Después el pasmo, la sensación de lo que no encaja; de lo que no debiera ser, pero es. Después es el primer dolor, que tiene más de confusión y desconcierto que de dolor real (ese viene después). Es más la expectativa del dolor que el dolor mismo. La sensación vaga de haber sido lastimado se vuelve certeza.

Lo que viene de ahí en más, tiene más que ver con el instinto, que con la razón o la emoción. La bronca que viene inmediatamente después, es la misma que la del animal salvaje herido que ataca para que no lo vuelvan a lastimar. El animal lastimado es agresivo por naturaleza, y en este punto somos muy similares a ellos. Y esa bronca es tan primitiva, tan básica, que poco entiende de razones. No se contiene por más que conscientemente sepamos que enojarse, gritar y golpear las cosas no sirva para nada. Sale de todos modos: si se intenta reprimirla, sale para adentro y explota, lastimando la espalda, o el estómago, o la cabeza, o lo que encuentre a su paso. Explota, de todos modos, no importa lo que se haga.

Después queda el cansancio. Porque en el doler y explotar, se consume mucha energía. También se consume energía en el cicatrizar. El tiempo de sanación depende de cuan sensible es la parte que se lastimo, y cuantas veces fue herida con anterioridad. Cuando una zona fue lastimada muchas veces, ya no cicatriza tan bien como al principio, las heridas no cierran tan bien, y se lesionan con mayor facilidad.

Pero lo peor es que, cuando un área se lastima muchas veces, repetidamente, pierde sensibilidad. Lo cual pareciera que es bueno, porque se endurece y ya no duele. Pero es triste, porque ya no siente, o siente menos.

martes, 18 de marzo de 2014

Ciempiés

Se me anidan los ciempiés
de mil patas en cien veces
recorriendo mil mis sienes
asentando el simiente
del brote de otras veces

Atraviesan como hilos
entre omóplato y romboide
entre ayer, hoy y mañana
lo que dice, cree y supone
en tramoyas a mansalva

En juegos de espejos
en perspectivas forzadas
de lo cercano a lo lejos
de verdades y mentiras
en lo mío, lo suyo y el "ello"

Que es paranoia y que instinto
que es experiencia o espejismo
que hay detrás de la neblina
que la disipa o tal vez sea
innecesario que sea visto

Ofuscado sin saber
si tomar campo traviesa o en el claro yacer
si segar la hierba o dejarla crecer
sin diferenciar cordura y miedo
sin discernir esperanza y fe

lunes, 17 de febrero de 2014

Lunes

Despertá
Al día, al lunes
A lo que baja y luego sube
A la brecha que se abre
A la noche que sucumbe

Despejá
La frente y los ojos
En la espuma del dentífrico
En el fondo del pocillo
Del sueño que fue poco

Dibujá
La voluntad perdida
La sonrisa encendida
La labor esmerada
(apenas cumplida)

Esperá
Que el lunes termina
Y termina la semana
Y nada es tan poco
Ni tan malo, ni tan nada

Flotá
Volando a la deriva
Que en el ir a ningún lado
Tal vez haya una salida
Si extraviaste la bujía


que te encendía...

miércoles, 5 de febrero de 2014

El Loco


Me acuerdo que cuando era más chico, tenía la sensación presente de que yo podía conseguir cualquier cosa. Tenía un optimismo a toda prueba y una fe ciega en la humanidad: tenía toda una filosofía armada sobre el tema, y se la comentaba a todo aquel que me prestara oído.

Tenía la teoría de que toda la gente es inherentemente buena, y que si alguien te hacía algo malo, era por una de dos razones: a) lo hacía sin darse cuenta, o b) lo hacía porque había algo importante que no entendía. Entendía que hacer algo malo nunca era una opción razonable, porque (más allá del aspecto moral y ético) hacer algo malo es en última instancia impráctico o irracional. La respuesta más lógica para toda cuestión era por el lado de la cooperación o la búsqueda del bien común. Me sonaba justificable mi razonamiento hasta desde un punto de vista evolutivo y ecológico: para garantizar la supervivencia de la especie, y de la vida sobre la faz de la tierra, las decisiones mejor tomadas debían tener en cuenta en todos los casos al bien común, sin contemplar la posibilidad de egoísmos o agresividades.

Por ende, si alguien me hacía algún mal, era porque no se había dado cuenta o porque no entendía. Si no se había dado cuenta, yo tenía que explicarle. Y si no entendía, yo tenía que educarlo.

Sonaba hermoso el razonamiento. Y yo creía en el con toda mi convicción.

También creía que siempre es mejor confiar en la gente, a como diera lugar. No porque pensara que la gente no fuera a defraudarme nunca, sino porque creía que era mucho más la que ganaba confiando, que lo que me perdía por desconfiar.
Pensaba que la desconfianza solamente me llevaría a perderme de conocer a las personas y de aprehender todo lo bueno que cada uno tuviera para darme. Así que prefería confiar, enriquecerme de todo lo que esa confianza me brindara, y si luego me fallaban, no importaría, porque en última instancia lo que había recibido siempre sería infinitamente superior a lo que pudieran quitarme.

Además, creía que yo tenía la capacidad de conseguir todo lo que quisiera, de quien fuera, y en cualquier circunstancia. Conseguirlo era cuestión de tiempo. Si perseveraba lo suficiente, era capaz de alcanzar todo lo que me propusiera. Yo podía resolver el mundo, el mío y el de los demás. Solo tenía que darme tiempo y yo podía arreglar cualquier problema, propio o ajeno.

Así pensaba. Así creía.

En algún momento (no sé cuándo), eso se rompió. Se disolvió, se quebró, o se derrumbó.
A veces lo quisiera rearmar, reparar o reconstruir.
Pero no sé si puede.

Extraño pensar así.

martes, 28 de enero de 2014

Bajo la lluvia

Donde vas
Cuando te vas?
Bajo la lluvia
Bajo la noche
Tan lejos mío
Tan fuera de ti?

Dónde te lleva
Tu hambre o tu sed?
Donde te escondés?
Y de qué?
Porque igual te veo
Ahí donde estés.

Por qué me querés lejos
Aun cuando volvés?
Que temés que te haga?
Qué mal te puedo hacer?
Si siempre estoy acá
y siempre estaré

Qué enmascarás en el ánimo
Alegre, locuaz y falso
Tan bonito que a vos mismo
Te gustaría creer
Mientras todo lo malo espera
El el fondo del nécessaire

Qué escondés bajo el berrinche?
O bajo el discurso al atardecer?
Por qué apagas las luces
Por qué disimulás lo que se ve
Por qué fingís que no sea
Lo que los dos sabemos que es

Y si estar cerca te hiere
Me podrías entender?
Yo también salí herido
Yo también supe perder
Y a pesar de cicatrices
Aún quiero querer

lunes, 27 de enero de 2014

De comienzos (huecos)

Estoy pensando si el terror a la página en blanco y la depresión pos parto tienen algo en común. Lo pienso a propósito de tratar de entender si los principios, de algún modo, pueden asustar y entristece.
Los comienzos suenan a nuevo y limpio. A esperanza, a expectativa, renacimiento y nueva oportunidad. Vivimos la llegada del año nuevo con la alegría simbólica de despedir lo que se fue y recibir el año que empieza con los mejores augurios.

Por qué, entonces, a mí me suena como a vaso vacío? En el famoso test chapucero del vaso medio lleno / medio vacío, a mí el principio de año me está sonando a vaso irremediablemente vacío. Seco, sin nada, sin una gota de nada y sin capacidad de aplacar ninguna sed. Un vaso a llenar. Lo cual podría ser algo fascinante: el pensar cómo llenar ese vaso, como colmarlo y revalsarlo de todo aquello que quiero/ansío. La gran cuestión es: llenarlo de qué? Con qué? Para qué? Buscando aplacar qué sed?

"De lo que yo quiera!", sería la respuesta obvia y optimista. Bueno, bien. No tengo muy claro que es lo que quiero. Y ahí es donde la parte más optimista de mí se queda muda, y apuesta sin convicción intentos de repuestas que obviamente no terminan de convencerme.

Me quedó de ceño fruncido esperando que el entorno me dé una respuesta que (por supuestos) no puede darme. Claro, si algo tengo claro es que el afuera no me puede dar ninguna respuesta real sobre este tema, ninguna respuesta útil. No al menos en este sencillo e intrincado asunto de saber qué quiero para mí.

Y me dejo flotar en los días, tratando de relajar los nudos en la espalda y los nervios en las tripas. Aceptando la “no respuesta”, apostando al  “por ahora”. Ya está por terminar Enero, y la sensación de principio empieza a menguar un poco, como lo nuevo que deja de ser tan nuevo cuando llega la “Liquidación de Temporada”. Esperando que esta sensación rara y ácida, cínica y vulnerable vaya a parar al estante de discontinuos más temprano que tarde, y la cabeza y la espalda se me alivianen un poco una tarde cualquiera bajo un sol diluido.

Esperemos…
Mientras tanto, me dejo flotar, por ahora…

miércoles, 8 de enero de 2014

Sentido

No sé muy bien cómo resolver esto que estoy pensando/pasando.

Cómo darle un cierre, o incorporarlo todo dentro de un conjunto armónico, estético y lógico. Como hilvanarlo en una sola confección.

La cabeza me lleva a querer entender que hay una relación entre todo esto. Me lleva a querer imaginar que todo esto, que es disperso e inconexo, de alguna manera tiene un hilo conductor, una causa y consecuencias más allá de las que me imagino.

Ojo, no es tortuoso ni incómodo este proceso, es solo que se vería lindo si todos los elementos, por obra y magia de las letras, se combinaran en un mandala lírico. Pero tal vez la vida no sea así de armónica, o tal vez sí.

Por dónde empezar? Por el final y por el principio. Al fin y al cabo, si algo hay en común entre todos los elementos de este intento, es el final, y el principio.

Fin de año. Fin de un 2013 jodido, y comienzo de un 2014 que pinta más esperanzador. Un 2013 que movió estanterías, que me golpeo y me limpió. En Perú se usa un dicho cuando alguien le da una paliza a alguien más: "le sacudió la mugre". El 2013 nos sacudió la mugre, a mí y a unos cuantos más. A fuerza de patadas, nos desprendió lo malo, dejó algo bueno, o por lo menos la semilla de algo mejor de lo que había.

Con el pelado fuimos a Córdoba a pasar fin de año. Con la familia del pelado. Fue fuerte y movilizante, buenísimo y algo trágico, al mismo tiempo y en consecuencia recíproca. El pelado me cuenta que ir a Córdoba siempre fue un tema para él, porque al volver a Buenos Aires siempre le quedaba el sabor amargo de haber probado una cucharada de lo que podría haber sido y no fue, de lo que podría haber tenido si no hubiera decidido venir a Buenos Aires. Le queda el resabio de otras veces, cuando al querer encontrar algún motivo que justificara Buenos Aires solo encontraba vacío, que es la peor de las pestes. Y ese vacío lo llenó con todo lo malo, que tan bien se sentía y tanto mal dejaba. Pero ahora, ya librado de eso, ya con la cabeza llena de ansiedades de las buenas (joden igual, pero es tanto mejor tener ganas de crecer antes que tener ganas de escaparse), el ir y volver a Córdoba cargaba otras expectativas.

Allá estaba el papá del pelado, Mario, con todos sus dolores y cansancios a cuesta, pero con una vida demasiado despiadada como para dejarlo descansar o darle tregua (cada uno se hace su vida? eso es para pensarlo en otro momento, sería irme muy por las ramas). Tan cansado del cansancio, tan dolido del dolor, mirando desde un cristal tan negro que solo devuelve negrura, que en el secreto de una tarde le cuenta al pelado que tiene decidido irse por mano propia de esta vida, si la vida no le ofrece un pasar menos sufriente como contraoferta.
Y el pelado queda confundido y sin reacción, o reaccionando de a borbotones, como le sale y como mejor puede, tratando de pensar y sentir y entender, costándole mucho hacer ninguna de esas cosas frente a lo incomprensible y compresible, frente a lo esperado e inesperado.
Y en eso, sueña con adoptar. Sueña con un hijo nuestro, un nene o una nena, en Ornella o Valentino. Sueña con la vida, y con el trascender a través de una criatura criada por nosotros, frente a la incomprensibilidad de la muerte, o como consecuencia, o inconscientemente. Como luchando la muerte con la vida, pero como entendiéndolas simultaneas.

En el viaje de vuelta en avión, una negrita bellísima, sentada en las rodillas de sus padres adoptivos, nos sonreía con toda la alegría del mundo en sus ojos y en sus dientes, con los rulos tejidos en trencitas y los deditos doblándose en un hola inocente y feliz. Y el pelado quedó embelesado de ese torbellino de vida que corría y tropezaba por el aeropuerto mientras esperábamos las valijas en el desembarque. Ella sola con sus 4 o 5 añitos era un estandarte de lo hermosa que puede ser la vida en todo su esplendor, una manifestación invencible de todo lo bello que puede haber en el mundo.

Y nació Amelia, la segunda hija de Sol. Y mi primita Belen anunció que está embarazada, y mi tía va a ser bisabuela. Y mi amiga Nancy está eligiendo vestido para su casamiento.

Y el pelado tuvo la tentación de caer, y no cayó. Sobre todo porque no quiso, aunque fuera difícil resistir, aunque fuera jodido resistir, aunque caer hubiera sido lo más fácil y lo más lógico. Pero quiso no caer.

No sé qué tiene que ver todo con todo. No sé si está relacionado, o si son cosas dispersas dando vuelta.

Pero la cabeza y el alma intentan encontrar rayitos de luz en medio de todo este embrollo, y se aferran a eso. Quizá eso sea lo que importa.