lunes, 27 de enero de 2014

De comienzos (huecos)

Estoy pensando si el terror a la página en blanco y la depresión pos parto tienen algo en común. Lo pienso a propósito de tratar de entender si los principios, de algún modo, pueden asustar y entristece.
Los comienzos suenan a nuevo y limpio. A esperanza, a expectativa, renacimiento y nueva oportunidad. Vivimos la llegada del año nuevo con la alegría simbólica de despedir lo que se fue y recibir el año que empieza con los mejores augurios.

Por qué, entonces, a mí me suena como a vaso vacío? En el famoso test chapucero del vaso medio lleno / medio vacío, a mí el principio de año me está sonando a vaso irremediablemente vacío. Seco, sin nada, sin una gota de nada y sin capacidad de aplacar ninguna sed. Un vaso a llenar. Lo cual podría ser algo fascinante: el pensar cómo llenar ese vaso, como colmarlo y revalsarlo de todo aquello que quiero/ansío. La gran cuestión es: llenarlo de qué? Con qué? Para qué? Buscando aplacar qué sed?

"De lo que yo quiera!", sería la respuesta obvia y optimista. Bueno, bien. No tengo muy claro que es lo que quiero. Y ahí es donde la parte más optimista de mí se queda muda, y apuesta sin convicción intentos de repuestas que obviamente no terminan de convencerme.

Me quedó de ceño fruncido esperando que el entorno me dé una respuesta que (por supuestos) no puede darme. Claro, si algo tengo claro es que el afuera no me puede dar ninguna respuesta real sobre este tema, ninguna respuesta útil. No al menos en este sencillo e intrincado asunto de saber qué quiero para mí.

Y me dejo flotar en los días, tratando de relajar los nudos en la espalda y los nervios en las tripas. Aceptando la “no respuesta”, apostando al  “por ahora”. Ya está por terminar Enero, y la sensación de principio empieza a menguar un poco, como lo nuevo que deja de ser tan nuevo cuando llega la “Liquidación de Temporada”. Esperando que esta sensación rara y ácida, cínica y vulnerable vaya a parar al estante de discontinuos más temprano que tarde, y la cabeza y la espalda se me alivianen un poco una tarde cualquiera bajo un sol diluido.

Esperemos…
Mientras tanto, me dejo flotar, por ahora…

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