lunes, 26 de agosto de 2013

Lima - Día 13 (de Vivir Como un Cactus)

Hoy me pasó algo trascendente. Hoy me encontré con un par de videos. Publicados en Facebook.

(Leo esto desde afuera, y pienso "si lo trascendente que le pasa en la vida a este pibe es ver un video compartido en Facebook, su vida debe ser tan apasionante como la de un cactus". Ya voy a llegar a este punto.)

El primer video, por la mañana, fue el video de Neil Hilborn. Neil es un poeta de unos 25 años, con Trastorno Obsesivo Compulsivo, que fue filmado durante la final de un concurso de poesías en algún lugar de Minnesota. Es un poema de amor, dónde cuenta, sin saltear ninguno de sus tics, como se enamoró de una chica, y como la perdió, cuando ella no pudo sobrellevar el hecho de convivir con alguien en su condición:

"La primera vez que la vi…
Todo en mi cabeza se silenció
Todos los ticks, las imágenes constantes desaparecieron.

Sabía que debía hablar con ella

La invité a salir seis veces en treinta segundos.
Ella dijo que sí después de la tercera,
pero ninguna de las veces que pregunté se sintió bien así que tenía que seguir haciéndolo.
En nuestra primera cita,
pasé más tiempo organizando mi comida por colores de lo que pasé comiéndola o hablando con ella.
Pero le encantó.
Le encantaba que tuviera que besarla para despedirme 16 veces, o 24 si era miércoles.
Le encantaba que me tomaba todo el tiempo caminar hacia casa porque había muchas grietas en la banqueta.

Cuando nos mudamos juntos ella dijo que se sentía segura,

como si nadie nos fuera a robar porque definitivamente había cerrado la puerta 18 veces.
Yo siempre veía su boca cuando hablaba–
Cuando hablaba–
Cuando hablaba–
Cuando hablaba–
Cuando hablaba;

Cuando me dijo que me amaba, su boca se curveaba hacia arriba en los bordes.

En la noche ella se acostaba en la cama y me veía apagar todas las luces, y prenderlas, y apagarlas, y prenderlas, y apagarlas, y prenderlas, y apagarlas, y prenderlas, y apagarlas, y prenderlas, y apagarlas, y prenderlas, y apagarlas, y prenderlas, y apagarlas, y prenderlas, y apagarlas, y prenderlas, y apagarlas, y prenderlas, y apagarlas.
Ella cerraba los ojos y se imaginaba que los días y las noches pasaban frente a ella.

Algunas mañanas empezaba a besarla para despedirme y ella sólo se iba porque estaba haciéndola llegar tarde al trabajo.

Cuando me detenía en las grietas de la banqueta ella seguía caminando.
Cuando me decía que me amaba su boca era una línea recta.

Me dijo que estaba tomando mucho de su tiempo.

La semana pasada empezó a dormir en casa de su madre.
Me dijo que nunca debió dejarme apegarme tanto a ella; que todo esto fue un error,
pero… ¡¿Cómo podría ser un error que no tenga que lavarme las manos después de tocarla?!

El amor no es un error y me está matando que ella pueda salirse de esto y yo no.

No puedo–
No puedo salir y encontrar a alguien nuevo porque siempre pienso en ella.

Usualmente, cuando me obsesiono con algo, veo gérmenes escabulléndose en mi piel.

Me veo a mí mismo siendo atropellado por una infinita línea de coches.
Y ella fue la primera cosa hermosa en la que alguna vez me he estancado.

Ahora sólo pienso en quién más está besándola.

No puedo respirar porque él sólo la besa una vez­– ¡No le importa si es perfecto!
La quiero de regreso tanto que…
Dejo la puerta sin cerrar.
Dejo las luces prendidas”.

http://www.youtube.com/watch?v=lFEjP-uEIyU

El segundo, es un video sobre Carly Fleischmann, una chica de 14 años, de Toronto. Ella es autista. Pasó  toda su infancia aislada en su mundo, sin poder comunicarse. A pesar de las miles de horas de terapia que sus padres le procuraban, no se observaba una evolución. Hasta que a los 11 años la sentaron frente a una computadora, y empezó a escribir. Eso fue un avance extraordinario para ella, ya que finalmente empezó a comunicarse con alguien más, aunque le llevó varios meses llegar a hacerlo fluidamente:

"Tú no sabes lo que se siente ser yo, cuando no te puedes sentar quieta porque sientes que tus piernas se están quemando, o sientes 100 hormigas trepando por tus brazos. La gente me ve y asumen que soy tonta, porque no puedo hablar. Qué quiero? quiero ser como cualquier otro niño, pero no puedo, porque soy Carly. Tengo Autismo, pero eso no es quién soy. Tomate el tiempo de conocerme antes de juzgarme. Soy linda, graciosa, y me gusta divertirme.

Golpeo mi cabeza porque si no lo hago siento que mi cuerpo va a explotar. Es como cuando agitas una lata de Coca Cola. Si pudiera pararlo, lo haría, pero no es como bajar un interruptor. Es una forma que tenemos de drenar todo lo que entra por nuestros sentidos que nos sobrecarga todo el tiempo, creamos emisiones para bloquear todo lo que entra. Nuestros cerebros están cableados de forma diferente, absorbemos muchos sonidos y conversaciones a la vez, veo cerca de mil fotos de la cara de una persona cuando la veo. Por eso nos es tan difícil ver a alguien a la cara.
"

http://www.youtube.com/watch?v=-TMOcoaxmeM


Fue fuerte ver eso. Reconocía esa angustia ante la incapacidad de vincularse con los demás, y la lucha por afrontarlo, de alguna manera, de la que fuera.

Los vi a ellos, cargando con sus tragedias, pudiendo hacer muy poco para resolverlas, y me vi a mismo mirando videos en Facebook. Conmoviéndome por esos videos como pocas veces me conmuevo por algo en la vida real. Sintiéndome identificado con eso, y también siendo consciente de lo estúpida que es esa identificación: ellos están encerrados, no pueden salir; yo estoy encerrado, pero yo cierro mi propia puerta.

Me reconocí estúpido, me reconocí escudado y aislado como si hubiera un miedo dando vueltas. No entendí miedo a qué.
Me reconocí expectante, como esperando algo. No entendí esperando qué.

Esperando qué?
Que llegue qué?
Que llegue quién?
Esperando a aprender qué?
Esperando a saber qué?
Esperando a entender qué?
Con miedo a que pase qué?
Con miedo a quién?

A nada.
A nada...

Quejándome de todo lo quejable, lamentándome de todo lo lamentable, añorando lo que me falta aun sabiendo conscientemente que nacemos, vivimos y morimos incompletos, y así está bien.
Mi vida está allá afuera, y yo esperando nada, con miedo a la nada, acá sentado y encerrado, mirando videos por internet.

Voy a salir, hasta luego.
(Pero voy a salir de adentro mío, y no tengo intenciones de volver: allá afuera está muy bueno)

No hay comentarios:

Publicar un comentario