lunes, 12 de agosto de 2013

3... 2... 1...

Estás ahí, parado al borde del trampolín.

Todo auditorio está esperando el salto, los jueces se preparan para evaluarte, y el público se divide entre aquellos que esperan que hagas un salto impecable, y los otros que ansían que te estroles contra el borde de la pileta. Se siente la expectativa en el aire, el silencio es palpable, nadie está pendiente de otra cosa que no sea vos.

Estás esperando la señal.
No sabés a que altura está el trampolín.
No sabés qué salto vas a hacer.
No sabés siquiera si hay agua en la pileta.

En el fondo, sabés que no estás preparado para saltar. Una voz, desde lo más profundo, te repite que no deberías estar ahí. Dentro de tu cabeza, escuchás un grito lejano que te implora con desesperación que te bajes, que es tu última oportunidad para huir, que corras por tu vida, antes de que sea demasiado tarde.
Otra voz, más firme, te ordena tajantemente que te quedes a enfrentar lo que se viene.

Pensás:
y si miro hacia abajo, y me da vértigo?
y si me reviento de un panzazo contra el agua?
y si caigo mal y dejo un testículo enganchado del borde del trampolín?
y si no hay agua?
o, lo peor de todo: si caigo mal y todos se ríen de mí?

Muy dramático todo.

Lo cierto es que, en realidad, nadie mira, todos están muy ocupados, cada uno en sus cosas.
Para los jueces, sos uno más en una larga fila de tantos, y ya se han aburrido hace rato de ver gente saltar.
Puede que sepas saltar, o puede que no; puede que seas bueno en eso, o puede que no; pero cuando estés en el aire, poco va a importar: la gravedad va a hacer su trabajo.
El trampolín no está tan alto, ni tampoco es el primero desde el que saltás. Si hacés memoria, seguro que saltaste de algunos mucho más altos, hace ya tiempo.
Y claro que hay agua, siempre hubo agua. Por eso seguís acá: si alguna vez la pileta hubiera estado vacía, ni siquiera podrías estar ahora subido a este trampolín.

Y si caes mal, y alguien se ríe, tanto mejor (aunque sabés que nadie se ríe en estos casos).

Así que respirás hondo, estirás la espalda y

3...

2...

1...

...

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