(Obra Corta)
VANINA Hermana
mayor
MORA Hermana
menor
Escena Única:
(Un camping, de noche. VANINA y MORA
están sentadas delante de una carpa iglú. VANINA está meditando. MORA tiene
frío y mira alrededor furtivamente.)
MORA: Listo, ahora que no
miran, traé a papá.
(VANINA no responde)
MORA: ¡Dale Vanina, traé a
papá antes de que se den cuenta!
(VANINA levanta una mano lentamente,
llamándola al silencio. MORA se calla y refunfuña. VANINA continúa meditando.
Masculla un mantra para cerrar la meditación, hace un mudra con las manos, y
suspira antes de abrir los ojos)
MORA: ¿Ya está? ¿Ahora sí?
VANINA: (inhala y exhala
profundamente) Guardá silencio y despejá tu mente. El universo nos envía
información todo el tiempo, aunque no lo oigamos.
(MORA pone cara de fastidio)
VANINA: Haceme caso,
detenete un minuto a observar el mundo que te rodea. Estamos en medio de la
naturaleza, así que cada detalle se hace más nítido. Intentalo, te vas a dar
cuenta de lo mismo que yo ya vi hace un rato.
MORA: Ay, dale, no seas
forra, no me hagas hacer esto…
VANINA: Shhh, escuchá. Concentrate
en el aquí y ahora. ¿Qué está pasando a tu alrededor?
MORA: Pasa que hace un frío
de re cagarse, papá está adentro de la carpa esperando, vos estás ahí sentada
haciéndote la mágica, y hay 5 mochileros con un pedo verde que no se mantienen
en pie…
VANINA: ¡Exacto! Justamente
eso quería que vieras.
MORA: ¿Qué de qué?
VANINA: Morita, Morita… si
estuvieras atenta a tu entorno, conectada al tiempo presente, con todos tus
sentidos alertas…
MORA: ¡Recibiría la energía
del cosmos y bla bla bla! Es eso, ¿no? ¿Adiviné?
VANINA: ¡No, Mora! si
estuvieras prestando atención, te daría cuenta de que la rubiecita de allá hace
15 minutos preguntó si alguien quería otra cerveza, y nadie quiso. Hace rato
que a tres de los hippies los veo cabecear de sueño, y la rubia le tiene ganas
al barbudo, así que en cualquier momento se meten todos en sus carpas y
quedamos solas. Paciencia.
MORA: Me estoy cagando de
frío.
VANINA: El frío es mental,
hubieras hecho la meditación conmigo.
MORA: ¡No me jodas!
VANINA: En serio te digo,
¿me vez temblando a mí?
MORA: La meditación no
sirve para todo, Vanina.
VANINA: No, para todo no, pero
para esto sí. Yo ya no tengo frío.
MORA: Estás fingiendo para
demostrar que tenés razón, nada más.
VANINA: Me lo enseñó
Lisandro, el chico con el que salí hace unos años.
MORA: ¿El motoquero?
VANINA: No, el que hacía
triatlón.
MORA: Ah, sí…
VANINA: Él nadaba en mar
abierto. Para no tener frío, meditaba mientras nadaba. Se imaginaba en un lugar
mucho más helado, como si estuviera en la Antártida. Después se concentraba en
la temperatura real del agua. Así soportaba y conseguía superar la sensación. Y
es verdad, funciona. Después me enteré de que muchos deportistas de elite hacen
lo mismo, está demostrado científicamente que funciona.
MORA: Estaba bueno ese pibe,
debía tener razón. (saca una petaca de adentro de la campera y se toma un
buen trago)
VANINA: ¿Sabés que no hacía
Lisandro?
MORA: No, ¿qué?
VANINA: ¡No tomaba alcohol! Porque eso aumenta la circulación superficial y te da
sensación de calor, pero en realidad te enfriás más rápido, porque…
MORA: ¿Querés? (le
ofrece la petaca)
VANINA: ¡Si! (toma la
petaca que le ofrece MORA) ¡Salud! (toma un trago)
MORA: ¡Pensé que eras
abstemia!
VANINA: Soy abstemia.
MORA: ¿Y entonces?
VANINA: ¿Vos no te chapaste
a Juliana en cuarto año?
MORA: Si, ¿qué tiene que ver?
VANINA: ¿Eso te hace
lesbiana?
MORA: ¡No, fue solo una
vez!
VANINA: ¡Exacto! Salud. (toma
un sorbo más de la petaca y tapa la botella)
MORA: ¡Escuché un cierre!
uno de los mochileros se debe estar metiendo en la carpa.
VANINA: ¡Muy bien! ¡Qué
perspicaz! ¿Viste que el universo te manda información todo el tiempo?
MORA: Vos que estás mirando
para allá, ¿cuántos quedan?
VANINA: Veo a la rubia y al
barbudo. Hay dos que se acaban de meter en su carpa, al quinto no lo veo.
MORA: Cerca del río escucho
a alguien meando.
VANINA: ¡Excelente! ¡Qué
buena audición! Sí, ahí está el quinto, orinando junto al río, de espalda entre
los juncos.
MORA: ¡Qué grande yo! ¡Oído
de águila, tengo!
VANINA: ¿No era vista de
águila?
MORA: Las águilas deben
tener buen oído también.
VANINA: Andá a saber.
MORA: ¡Ahí está!
¿Escuchaste ese cierre?
VANINA: ¡Si!
MORA: Cierre largo es
carpa, cierre cortito es bragueta. Ese era corto. Ya debe estar volviendo.
VANINA: ¡Qué catadora de
cierres que resultaste!
MORA: (con orgullo) ¡Si
supieras de mi prontuario!
VANINA: Si, sé. Desde
chiquita. ¡Qué talento tenías para escabullirte por las noches!
MORA: Papá no me descubrió
nunca.
VANINA: ¡Si, te descubrió!
MORA: No, nunca, estoy
segura. Mi audición es una habilidad entrenada. Cuando me quería escapar,
escuchaba todos los ruidos de la casa. Me daba cuenta de dónde estaba papá, dónde
estaba mamá, si estaban durmiendo o mirando la tele, todo. Y a la vuelta lo
mismo, no volvía a entrar hasta no estar segura de que no hubiera nadie
levantado.
VANINA: ¡Pero igual te
descubrió!
MORA: ¡No, jamás se dio
cuenta!
VANINA: ¡Pero, si! ¿No te
acordás esa vez que dijo “me da vergüenza que mi hija sea tan puta”?
VANINA: ¿No te acordás
Mora? Lo conté un millón de veces, siempre nos reímos de esa anécdota.
MORA: No, no me contaste
¿Cuándo dijo eso?
VANINA: Sí, sí que te
conté, fue la noche que… (se da cuenta de pronto) ¡Ay, no, nunca te
conté! (se tapa la boca) Perdón, Mora, pensé que sabías. Olvidate de lo
que te dije…
MORA: No, ahora contame,
¿cuándo dijo eso papá?
VANINA: Eso fue hace mucho
tiempo, no vale la pena…
MORA: ¡Contame, Vanina!
VANINA: Pero, ¿para qué? Ya
está muerto, esas cosas ya no importan…
MORA: ¡¡Contame!!
VANINA: Bueno, está bien.
Pero vos tenés que entender, era otra época. Fue cuando te escapaste para los
festejos de carnaval. Te veías a escondidas con el hijo del almacenero. Papá se
había dado de que andabas en algo, y ese verano no te había dejado salir nunca,
ni un solo fin de semana.
MORA: Yo tendría 16 o 17
años.
VANINA: Bueno, yo te oí esa
noche cuando saliste por la ventana. Papá se había quedado mirando tele, y
antes de irse a dormir, vaya una a saber por qué pasó por tu habitación. Vio
que no estabas, golpeo algo, y largó una puteada. Después fue a su pieza y se
ve que la despertó a mamá para contarle. No sé de qué hablaron, pero parece que
discutieron un rato, y al final papá dijo fuerte, casi gritando “¡Me da
vergüenza que mi hija sea tan puta!”… Vos tenés que entender, era un hombre
grande, criado en el campo. Fue hace mucho tiempo.
MORA: Cierre largo.
VANINA: Si, ahí el tercer
hippie se está metiendo en la carpa. Queda la parejita nomás.
MORA: Igual, yo ya sabía
que pensaba así de mí. Siempre fui una decepción para él.
VANINA: Papá te quería,
esas cosas eran por la crianza que tuvo. Se tomaba todo a la tremenda, era muy
exagerado con todo el tema del recato y del qué dirán. Son formas de pensar
antiguas, después de tantos años, a mí me da gracia.
MORA: A mí no, siempre fue
muy estricto. Se ponía muy forro conmigo cuando estaba de malas. Con las dos,
yo no sé cómo no le tenés bronca. Claro que vos huiste de esa casa mucho antes
que yo.
VANINA: ¡Yo no hui!
MORA: Yo me quedé, vos no.
Vos huiste, yo aguanté. Punto final.
VANINA: No hui, necesité
irme para saber quién era yo, es muy distinto.
MORA: ¿Y yo?
VANINA: Vos siempre supiste
quién eras, por eso te revelabas. Yo no, yo no podía confrontar, sentía la
obligación de hacer lo que todos esperaban de mí. Crecí creyendo que por ser la
hermana mayor tenía que ser una hija ejemplar. Si no me hubiera ido de esa
casa…
MORA: ¡Y dejaste a tu
hermanita para que se arreglara como mejor pudiera!
VANINA: ¡Y te las
arreglaste! ¿O no? Vos podías mantenerte firme, y al final hacías lo que vos
querías. Yo no tenía ese carácter, ojalá lo hubiera tenido. ¿Te arrepentís de haberte quedado?
MORA: Shhh… bajá la voz.
Escucho ruido a succión.
VANINA: ¡Ay, no! ¡Se la
está chup…!
MORA: No, ¿qué decís? La
rubia y el barbudo se deben estar besando.
VANINA: ¡Ah, menos mal!
MORA: Eso es ruido de beso.
Lo otro se escucha más tipo… (hace ruido de felatio con la boca)
VANINA: ¡Asquerosa! (se
ríe)
MORA: Están entretenidos, no
nos dan ni bola, ¿no querés que traigamos a papá y terminemos con esto?
VANINA: No, ¿estás loca?
¡Mirá si nos ven!
MORA: ¿Qué pasa si nos ven?
VANINA: ¡Es ilegal! No se
puede dejar las cenizas de un difunto en cualquier lado.
MORA: ¿Qué van a hacer?
¿Van a llamar a la policía? Esos mochileros deben tener mínimo tres kilos de
marihuana.
VANINA: Esperemos un poco
más, en cualquier momento se meten a la carpa.
MORA: Todavía me estoy
cagando de frío.
VANINA: Vení acá, quejosa.
Estoy segura de que pronto se van a acostar y seguimos con nuestro plan.
(MORA
se acerca y VANINA la abraza, como para darle calor)
MORA: Lo hacés parecer como
si estuviéramos en una película de espionaje: “Las Moninas contra los
terroristas rusos”.
VANINA: ¡Las Moninas! ¡Hace
años que no escuchaba eso! Papá nos decía así.
MORA: Si, llegaba del
trabajo, y nos perseguía por toda la casa. “¿Dónde están mis Moninas? ¡Quiero
un abrazo y un beso de mis Moninas! ¡Ya las voy a atrapar!”
VANINA: Éramos tan menuditas,
que nos alzaba y nos llevaba a upa, una en cada brazo. Nosotros nos lo comíamos
a besos, y él se mataba de risa… ¿Por qué nos decía Moninas?
MORA: Por Mora y Vanina:
Moninas
VANINA: ¡Ah, mirá vos!
¡Tantos años y nunca me había dado cuenta!
MORA: ¿Viste? Vos me
contaste algo que yo no sabía, yo te conté algo que vos no sabías.
VANINA: Nos amaba.
MORA: Si, supongo que sí.
VANINA: A vos te adoraba.
Más que a mí.
MORA: Es muy loco que papá
haya crecido acá.
VANINA: Si, allá donde está
la proveeduría era el galpón de las herramientas. Y los frutales se extendía
hasta casi llegar al río. Cuando compraron la propiedad e hicieron el camping,
los talaron todos.
MORA: Debió ser una vida
muy dura.
VANINA: Era muy distinta a
la nuestra, eso seguro.
MORA: ¿Escuchaste? ¡Cierre
largo! ¿Sabés qué significa eso?
VANINA: ¡Ya se metieron en
la carpa!
MORA: ¡Traé a papá!
(VANINA
entra a la carpa y sale con una caja de madera)
MORA: ¡Listo! Lo tiramos al
río, o lo dejamos por acá.
VANINA: ¡Esperá! ¿Qué apuro
tenés?
MORA: Dale, terminemos con
esto y ya.
VANINA: Vení, poné las
manos así.
MORA: ¿Para qué?
VANINA: Vos haceme caso.
Entrelazá las manos y dejá el índice extendido. (le muestra cómo hacer un
ksepana mudra)
MORA: ¿Así?
VANINA: Si, perfecto. Ahora
repetí conmigo: Om Dhoom Dhoom Dhumavati Swaha.
MORA: ¡No, ni loca! ¿Qué
son estas brujerías?
VANINA: No es brujería, es
el mantra de la diosa Dhumavati, que nos enseña…
MORA: ¡No me jodas Vanina!
Dejemos las cenizas y listo. Papá se hubiera cagado de risa de todas estas
boludeces.
VANINA: No lo hago por
papá, lo hago por mí, por nosotras. Todas estas boludeces que a vos te dan
tanta gracia, son las cosas que a mí me ayudaron y me ayudan a vivir. Son
importantes para mí. Y por esta vez, te pido que dejes todo tu cinismo al
costado por un minuto, y me acompañes en algo que yo necesito hacer. ¿Es mucho
pedir?
(MORA
se queda en silencio un momento, pensando.)
MORA: Bueno, está bien,
pero que sea corto. ¿Dumdum cuánto?
VANINA: Om Dhoom Dhoom
Dhumavati Swaha
(VANINA
y MORA cantan el mantra algunas veces y se quedan en silencio.)
VANINA: Te trajimos donde
vos nos pediste, Papá. El lugar donde creciste y fuiste feliz. Te entrego al
universo, porque ya no estás acá, y al dejar este plano te volviste parte del
todo. Acepto todo lo que me diste, lo bueno y lo malo, porque ahora solo es
parte de mí, y como me amo, te amo. (hace una inclinación con la cabeza, con
las manos juntas) Ahora vos.
MORA: ¿Qué tengo que decir?
VANINA: Lo que necesites
decirle.
(MORA
piensa un momento)
MORA: Andate a cagar, papá.
Te amo mucho. Te voy a extrañar.
FIN
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