miércoles, 26 de abril de 2023

Las Moninas

 (Obra Corta)

Personajes

VANINA    Hermana mayor
MORA      
Hermana menor


 

Escena Única:

(Un camping, de noche. VANINA y MORA están sentadas delante de una carpa iglú. VANINA está meditando. MORA tiene frío y mira alrededor furtivamente.)

MORA: Listo, ahora que no miran, traé a papá.

(VANINA no responde)

MORA: ¡Dale Vanina, traé a papá antes de que se den cuenta!

(VANINA levanta una mano lentamente, llamándola al silencio. MORA se calla y refunfuña. VANINA continúa meditando. Masculla un mantra para cerrar la meditación, hace un mudra con las manos, y suspira antes de abrir los ojos)

MORA: ¿Ya está? ¿Ahora sí?

VANINA: (inhala y exhala profundamente) Guardá silencio y despejá tu mente. El universo nos envía información todo el tiempo, aunque no lo oigamos.

(MORA pone cara de fastidio)

VANINA: Haceme caso, detenete un minuto a observar el mundo que te rodea. Estamos en medio de la naturaleza, así que cada detalle se hace más nítido. Intentalo, te vas a dar cuenta de lo mismo que yo ya vi hace un rato.

MORA: Ay, dale, no seas forra, no me hagas hacer esto…

VANINA: Shhh, escuchá. Concentrate en el aquí y ahora. ¿Qué está pasando a tu alrededor?

MORA: Pasa que hace un frío de re cagarse, papá está adentro de la carpa esperando, vos estás ahí sentada haciéndote la mágica, y hay 5 mochileros con un pedo verde que no se mantienen en pie…

VANINA: ¡Exacto! Justamente eso quería que vieras.

MORA: ¿Qué de qué?

VANINA: Morita, Morita… si estuvieras atenta a tu entorno, conectada al tiempo presente, con todos tus sentidos alertas…

MORA: ¡Recibiría la energía del cosmos y bla bla bla! Es eso, ¿no? ¿Adiviné?

VANINA: ¡No, Mora! si estuvieras prestando atención, te daría cuenta de que la rubiecita de allá hace 15 minutos preguntó si alguien quería otra cerveza, y nadie quiso. Hace rato que a tres de los hippies los veo cabecear de sueño, y la rubia le tiene ganas al barbudo, así que en cualquier momento se meten todos en sus carpas y quedamos solas. Paciencia.

MORA: Me estoy cagando de frío.

VANINA: El frío es mental, hubieras hecho la meditación conmigo.

MORA: ¡No me jodas!

VANINA: En serio te digo, ¿me vez temblando a mí?

MORA: La meditación no sirve para todo, Vanina.

VANINA: No, para todo no, pero para esto sí. Yo ya no tengo frío.

MORA: Estás fingiendo para demostrar que tenés razón, nada más.

VANINA: Me lo enseñó Lisandro, el chico con el que salí hace unos años.

MORA: ¿El motoquero?

VANINA: No, el que hacía triatlón.

MORA: Ah, sí…

VANINA: Él nadaba en mar abierto. Para no tener frío, meditaba mientras nadaba. Se imaginaba en un lugar mucho más helado, como si estuviera en la Antártida. Después se concentraba en la temperatura real del agua. Así soportaba y conseguía superar la sensación. Y es verdad, funciona. Después me enteré de que muchos deportistas de elite hacen lo mismo, está demostrado científicamente que funciona.

MORA: Estaba bueno ese pibe, debía tener razón. (saca una petaca de adentro de la campera y se toma un buen trago)

VANINA: ¿Sabés que no hacía Lisandro?

MORA: No, ¿qué?

VANINA: ¡No tomaba alcohol! Porque eso aumenta la circulación superficial y te da sensación de calor, pero en realidad te enfriás más rápido, porque…

MORA: ¿Querés? (le ofrece la petaca)

VANINA: ¡Si! (toma la petaca que le ofrece MORA) ¡Salud! (toma un trago)

MORA: ¡Pensé que eras abstemia!

VANINA: Soy abstemia.

MORA: ¿Y entonces?

VANINA: ¿Vos no te chapaste a Juliana en cuarto año?

MORA: Si, ¿qué tiene que ver?

VANINA: ¿Eso te hace lesbiana?

MORA: ¡No, fue solo una vez!

VANINA: ¡Exacto! Salud. (toma un sorbo más de la petaca y tapa la botella)

MORA: ¡Escuché un cierre! uno de los mochileros se debe estar metiendo en la carpa.

VANINA: ¡Muy bien! ¡Qué perspicaz! ¿Viste que el universo te manda información todo el tiempo?

MORA: Vos que estás mirando para allá, ¿cuántos quedan?

VANINA: Veo a la rubia y al barbudo. Hay dos que se acaban de meter en su carpa, al quinto no lo veo.

MORA: Cerca del río escucho a alguien meando.

VANINA: ¡Excelente! ¡Qué buena audición! Sí, ahí está el quinto, orinando junto al río, de espalda entre los juncos.

MORA: ¡Qué grande yo! ¡Oído de águila, tengo!

VANINA: ¿No era vista de águila?

MORA: Las águilas deben tener buen oído también.

VANINA: Andá a saber.

MORA: ¡Ahí está! ¿Escuchaste ese cierre?

VANINA: ¡Si!

MORA: Cierre largo es carpa, cierre cortito es bragueta. Ese era corto. Ya debe estar volviendo.

VANINA: ¡Qué catadora de cierres que resultaste!

MORA: (con orgullo) ¡Si supieras de mi prontuario!

VANINA: Si, sé. Desde chiquita. ¡Qué talento tenías para escabullirte por las noches!

MORA: Papá no me descubrió nunca.

VANINA: ¡Si, te descubrió!

MORA: No, nunca, estoy segura. Mi audición es una habilidad entrenada. Cuando me quería escapar, escuchaba todos los ruidos de la casa. Me daba cuenta de dónde estaba papá, dónde estaba mamá, si estaban durmiendo o mirando la tele, todo. Y a la vuelta lo mismo, no volvía a entrar hasta no estar segura de que no hubiera nadie levantado.

VANINA: ¡Pero igual te descubrió!

MORA: ¡No, jamás se dio cuenta!

VANINA: ¡Pero, si! ¿No te acordás esa vez que dijo “me da vergüenza que mi hija sea tan puta”?

MORA: ¿Cuándo dijo eso?

VANINA: ¿No te acordás Mora? Lo conté un millón de veces, siempre nos reímos de esa anécdota.

MORA: No, no me contaste ¿Cuándo dijo eso?

VANINA: Sí, sí que te conté, fue la noche que… (se da cuenta de pronto) ¡Ay, no, nunca te conté! (se tapa la boca) Perdón, Mora, pensé que sabías. Olvidate de lo que te dije…

MORA: No, ahora contame, ¿cuándo dijo eso papá?

VANINA: Eso fue hace mucho tiempo, no vale la pena…

MORA: ¡Contame, Vanina!

VANINA: Pero, ¿para qué? Ya está muerto, esas cosas ya no importan…

MORA: ¡¡Contame!!

VANINA: Bueno, está bien. Pero vos tenés que entender, era otra época. Fue cuando te escapaste para los festejos de carnaval. Te veías a escondidas con el hijo del almacenero. Papá se había dado de que andabas en algo, y ese verano no te había dejado salir nunca, ni un solo fin de semana.

MORA: Yo tendría 16 o 17 años.

VANINA: Bueno, yo te oí esa noche cuando saliste por la ventana. Papá se había quedado mirando tele, y antes de irse a dormir, vaya una a saber por qué pasó por tu habitación. Vio que no estabas, golpeo algo, y largó una puteada. Después fue a su pieza y se ve que la despertó a mamá para contarle. No sé de qué hablaron, pero parece que discutieron un rato, y al final papá dijo fuerte, casi gritando “¡Me da vergüenza que mi hija sea tan puta!”… Vos tenés que entender, era un hombre grande, criado en el campo. Fue hace mucho tiempo.

MORA: Cierre largo.

VANINA: Si, ahí el tercer hippie se está metiendo en la carpa. Queda la parejita nomás.

MORA: Igual, yo ya sabía que pensaba así de mí. Siempre fui una decepción para él.

VANINA: Papá te quería, esas cosas eran por la crianza que tuvo. Se tomaba todo a la tremenda, era muy exagerado con todo el tema del recato y del qué dirán. Son formas de pensar antiguas, después de tantos años, a mí me da gracia.

MORA: A mí no, siempre fue muy estricto. Se ponía muy forro conmigo cuando estaba de malas. Con las dos, yo no sé cómo no le tenés bronca. Claro que vos huiste de esa casa mucho antes que yo.

VANINA: ¡Yo no hui!

MORA: Yo me quedé, vos no. Vos huiste, yo aguanté. Punto final.

VANINA: No hui, necesité irme para saber quién era yo, es muy distinto.

MORA: ¿Y yo?

VANINA: Vos siempre supiste quién eras, por eso te revelabas. Yo no, yo no podía confrontar, sentía la obligación de hacer lo que todos esperaban de mí. Crecí creyendo que por ser la hermana mayor tenía que ser una hija ejemplar. Si no me hubiera ido de esa casa…

MORA: ¡Y dejaste a tu hermanita para que se arreglara como mejor pudiera!

VANINA: ¡Y te las arreglaste! ¿O no? Vos podías mantenerte firme, y al final hacías lo que vos querías. Yo no tenía ese carácter, ojalá lo hubiera tenido.  ¿Te arrepentís de haberte quedado?

MORA: Shhh… bajá la voz. Escucho ruido a succión.

VANINA: ¡Ay, no! ¡Se la está chup…!

MORA: No, ¿qué decís? La rubia y el barbudo se deben estar besando.

VANINA: ¡Ah, menos mal!

MORA: Eso es ruido de beso. Lo otro se escucha más tipo… (hace ruido de felatio con la boca)

VANINA: ¡Asquerosa! (se ríe)

MORA: Están entretenidos, no nos dan ni bola, ¿no querés que traigamos a papá y terminemos con esto?

VANINA: No, ¿estás loca? ¡Mirá si nos ven!

MORA: ¿Qué pasa si nos ven?

VANINA: ¡Es ilegal! No se puede dejar las cenizas de un difunto en cualquier lado.

MORA: ¿Qué van a hacer? ¿Van a llamar a la policía? Esos mochileros deben tener mínimo tres kilos de marihuana.

VANINA: Esperemos un poco más, en cualquier momento se meten a la carpa.

MORA: Todavía me estoy cagando de frío.

VANINA: Vení acá, quejosa. Estoy segura de que pronto se van a acostar y seguimos con nuestro plan.

(MORA se acerca y VANINA la abraza, como para darle calor)

MORA: Lo hacés parecer como si estuviéramos en una película de espionaje: “Las Moninas contra los terroristas rusos”.

VANINA: ¡Las Moninas! ¡Hace años que no escuchaba eso! Papá nos decía así.

MORA: Si, llegaba del trabajo, y nos perseguía por toda la casa. “¿Dónde están mis Moninas? ¡Quiero un abrazo y un beso de mis Moninas! ¡Ya las voy a atrapar!”

VANINA: Éramos tan menuditas, que nos alzaba y nos llevaba a upa, una en cada brazo. Nosotros nos lo comíamos a besos, y él se mataba de risa… ¿Por qué nos decía Moninas?

MORA: Por Mora y Vanina: Moninas

VANINA: ¡Ah, mirá vos! ¡Tantos años y nunca me había dado cuenta!

MORA: ¿Viste? Vos me contaste algo que yo no sabía, yo te conté algo que vos no sabías.

VANINA: Nos amaba.

MORA: Si, supongo que sí.

VANINA: A vos te adoraba. Más que a mí.

MORA: Es muy loco que papá haya crecido acá.

VANINA: Si, allá donde está la proveeduría era el galpón de las herramientas. Y los frutales se extendía hasta casi llegar al río. Cuando compraron la propiedad e hicieron el camping, los talaron todos.

MORA: Debió ser una vida muy dura.

VANINA: Era muy distinta a la nuestra, eso seguro.

MORA: ¿Escuchaste? ¡Cierre largo! ¿Sabés qué significa eso?

VANINA: ¡Ya se metieron en la carpa!

MORA: ¡Traé a papá!

(VANINA entra a la carpa y sale con una caja de madera)

MORA: ¡Listo! Lo tiramos al río, o lo dejamos por acá.

VANINA: ¡Esperá! ¿Qué apuro tenés?

MORA: Dale, terminemos con esto y ya.

VANINA: Vení, poné las manos así.

MORA: ¿Para qué?

VANINA: Vos haceme caso. Entrelazá las manos y dejá el índice extendido. (le muestra cómo hacer un ksepana mudra)

MORA: ¿Así?

VANINA: Si, perfecto. Ahora repetí conmigo: Om Dhoom Dhoom Dhumavati Swaha.

MORA: ¡No, ni loca! ¿Qué son estas brujerías?

VANINA: No es brujería, es el mantra de la diosa Dhumavati, que nos enseña…

MORA: ¡No me jodas Vanina! Dejemos las cenizas y listo. Papá se hubiera cagado de risa de todas estas boludeces.

VANINA: No lo hago por papá, lo hago por mí, por nosotras. Todas estas boludeces que a vos te dan tanta gracia, son las cosas que a mí me ayudaron y me ayudan a vivir. Son importantes para mí. Y por esta vez, te pido que dejes todo tu cinismo al costado por un minuto, y me acompañes en algo que yo necesito hacer. ¿Es mucho pedir?

(MORA se queda en silencio un momento, pensando.)

MORA: Bueno, está bien, pero que sea corto. ¿Dumdum cuánto?

VANINA: Om Dhoom Dhoom Dhumavati Swaha

(VANINA y MORA cantan el mantra algunas veces y se quedan en silencio.)

VANINA: Te trajimos donde vos nos pediste, Papá. El lugar donde creciste y fuiste feliz. Te entrego al universo, porque ya no estás acá, y al dejar este plano te volviste parte del todo. Acepto todo lo que me diste, lo bueno y lo malo, porque ahora solo es parte de mí, y como me amo, te amo. (hace una inclinación con la cabeza, con las manos juntas) Ahora vos.

MORA: ¿Qué tengo que decir?

VANINA: Lo que necesites decirle.

(MORA piensa un momento)

MORA: Andate a cagar, papá. Te amo mucho. Te voy a extrañar.

 

FIN

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