Sacude las frazadas, gruñe, hace ruidos indescriptibles, me
roba las medias y las revolea con furia, pero moviendo la cola: me imagino que
ella piensa que de esa manera la voy a sacar más rápido. Dormido, bajo
corriendo por el pasillo. Dormido, doy vuelta a la manzana, mientras ella
inspecciona cada centímetro de la vereda buscando la baldosa exacta en la que
corresponde que ella haga sus necesidades. Debe tener reglas muy complejas para
elegir baldosa, porque le lleva un buen rato, y requiere toda su atención. Para
cuando vuelvo a entrar, ya me desperté por completo.
Para cuando salgo para el trabajo, ya se volvió a dormir.
Y cuando vuelvo, viene corriendo y se emociona como si no me
viera hace años. Chilla, y mueve la cola, y me lame la cara, y me muerde, todo
al mismo tiempo, desordenadamente.
Cuando te tirás en la cama, se hace un bollo en cualquier
espacio que le dejes. Pero si no tiene espacio suficiente, se estira y te
empuja con las patas para que le hagas lugar.
Si está aburrida, agarra un juguete y te lo revolea por la
espalda, para que le juegues. Y te golpea fuerte.
Me mueve la cola cuando le canto.Y te mira preocupada cuando te ve caído.
Y se desvive por alegrarte cuando ve a alguien triste, y te abraza hasta donde le llegan las patas.
Y se pone contenta si te ve contento, y te baila alrededor.
Gracias mi nena, por hacerme la vida más linda. Feliz Día
Pomarola!
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