lunes, 1 de abril de 2013

Lunes Feriado

 
Esta bueno tener tiempo, cuando tenés algo que hacer con el tiempo. Cuando no, qué al pedo.

Lunes feriado. Despierto desde las 7AM. Lluvia, de esas lluvias boludas de Marzo, que apenas mojan, pero que te evitan irte muy lejos, no sea caso que se largue fuerte. El otro duerme.

Pienso en los compromisos tácitamente asumidos.

A veces, te sentís en compromiso con alguien más, aunque nunca te hayas comprometido. Alguien más espera algo de vos, y no te sentís capaz de decirle que no tenés ganas. Sería una desconsideración, sería poco amable, casi una traición. Parece ser que en algún momento hiciste algo que le dió a entender a la otra persona que podía esperar algo determinado de vos. No solo eso, sino que, al parecer, nunca te tomaste el trabajo de aclararle que no podía esperar eso de vos. En el famoso "el que calla, otorga", le otorgaste al otro el derecho de esperar de vos determinada respuesta. Quedaste atado a un contrato tácito que nunca firmaste. No cumplir con ese contrato, es una deslealtad, y el precio es la descepción. Y, aquellos que, como yo, somos tan boludos de caer en ese juego, sufrimos de una arraigada fobia a la descepción del otro.

Qué boludos, nosotros.

Así, desperdiciamos mañanas de Lunes Feriados, frente a la computadora, a la espera de ver que es lo que esperan de nosotros. Lo jodido, es que como te sentís atado, nunca llegas a saber si realmente vos no hubieras tenido ganas de hacer tal o cual cosa, si no te hubieras sentido obligado.

No se si el sentirse obligado es compatible con el placer. Capaz que si, pero no me lo imagino fuera de algunas prácticas relacionadas con el sadomasoquismo.
En otros vínculos más cotidianos, con los amigos, los parientes, los compañeros, no creo que uno pueda sentir placer al hacer algo por obligación.
Así, te ves haciendo algo que en otro contexto harías con gusto, pero te encontrás haciendolo por compromiso. En ves de placer y alegría, te queda la sensación de sacrificio.

Y lo peor, es que, por ese sacrificio, te anotás un tanto a favor en la cuenta corriente de la otra persona. Ahora, como vos te sacrificaste e hiciste algo sin ganas, tenés derecho a pedirle a la otra persona que en un futuro te devuelva un favor. Y hacés que la otra persona firme un contrato tácito con vos: está en deuda con vos, aunque nunca haya asumido esa deuda, aunque nunca haya firmado nada. Te suena?

Así, vivimos perpetuando la cadena de obligaciones morales, dónde nos vemos todos los días haciando cosas que no tenemos ganas, y obligando a otras peronas sutilmente (y no tanto) a que hagan cosas que no tienen ganas de hacer. Es más, nos obligamos a poner cara de que estamos encantados de hacerlo, y esperamos que los demás hagan lo mismo.

Lo demás, son mentiras y excusas que repartimos por doquier, cuando ya llegamos a nuestro límite. Porque con la excusa y la mentira nos salvamos de la descepción del otro. Pero nos queda un gusto a culpa más o menos pronunciado.

Un día, por lo menos un día Lunes Feriado, estaría bueno levantarse y proponerse que ese día solamente vamos a hacer lo que tengamos ganas.

Esta bueno tener tiempo, cuando sabés qué tenés ganas de hacer con el tiempo. Cuando no, qué al pedo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario