jueves, 28 de febrero de 2013

Letra y Música

Lo mío es la palabra.
No es soberbia ni arrogancia que lo diga. Es mi herramienta.

El cuchillo para el carnicero, la tijera para el sastre, el pincel para el pintor. La palabra para mí.
Podés ser mejor o peor como carnicero, como sastre o como pintor. Yo puedo ser mejor o peor con la palabra, pero en todo caso, esa es mi herramienta y mi elemento.

El pelado me trajo la música.

En la casa de mis viejos hay muchos libros, en muchas estanterías. No están de decoración, algunos están tirados por ahí, usados y gastados, libros que fueron leídos varias veces. Y hay poca música: algún casette viejo, y un par de CDs que alguien nos regaló. Creo que no hay CDs que haya comprado alguien de la familia.

Y la casa del pelado estuvo siempre llena de música. Hay de todo, de cualquier género, todo en un orden determinado, todo muy cuidado. La vida del pelado puede estar más o menos ordenada, pero la música siempre tiene su orden.

Si mi viejo me dio la palabra, el pelado me dio la música. Aprendí a escuchar, y a entender, como alguien que aprende un idioma nuevo viajando a otro país. Empecé a descubrir mi propia música, la que yo mismo elijo. Aprendí a dejarme conmover por lo que escucho, y hacer de ese mi segundo lenguaje.

La gente te regala cosas. Las materiales se rompen, se pierden y se gastan. Pero este tipo de cosas, son para siempre, no se pierden nunca, porque pasan a formar parte de vos, pasan a formar parte de quien sos.

Hoy, soy un tipo con letra y música.

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